En Games of Thrones, la serie del momento, hay una frase que siempre refleja los cambios venideros (nada promisorios, por cierto): winter is coming (el invierno se aproxima). Es literal, el frío y la oscuridad termina por cubrirlo todo.

El precio del dólar, un activo que no se produce en forma local, depende en última instancia de la oferta y la demanda. Sabido es que la oferta de dólares está constituida por las liquidaciones de exportaciones y los préstamos del exterior y que por el lado de la demanda, son las importaciones, los pagos al exterior que haya que realizar y la fuga, es decir, la disposición a dolarizar los pesos disponibles. Lo primero es que, parece, la demanda de dólares supera, en el tiempo, con creces, a la oferta. Por ende, el precio del dólar tiende a subir cada vez que esta hipótesis se verifica. Quienes analizan a la Argentina desde el exterior, no sólo vigilan que el dólar tenga una evolución mayor a la de la inflación (que no haya atraso cambiario para que no afecte las inversiones en pesos), sino también cómo evoluciona la oferta y la demanda de dólares. Y lo que parecen estar viendo, es que por un lado, los exportadores liquidan cada vez menos dólares en el mercado local (se guardan los dólares), mientras que los que tienen excedentes (inversores, ahorristas, empresas, etc.) se dolarizan en forma creciente. Estos dos movimientos se vuelven más intensos por tratarse de un año electoral. Por otro lado, la oferta de divisas tiene su foco en los préstamos otorgados al país. Hay vencimientos durante este año pero, a la vez, comienzan fuertes vencimientos por el repago del préstamos del FMI a partir del año próximo. Esto implica que una parte importante de esa deuda deberá refinanciarse porque no alcanzan los dólares para “abastecer” toda la demanda. Así, a medida que crece la incertidumbre, se venden bonos argentinos en el exterior, sube el riesgo país, se encarece la futura tasa de endeudamiento de la Argentina, lo que genera menores probabilidades de poder acceder a los mercados para pagar esa larga cuenta pendiente. En una economía donde los precios más importantes son tres (dólar, tarifas y salarios), las medidas de liberar el mercado cambiario (el BCRA no interviene) y dolarizar las tarifas de servicios públicos y combustibles, propone la lectura de que, en la medida que todo aumente, ambos precios relativos volverán a aumentar, desencadenando una nueva tanda de incrementos. Y ya se sabe lo que pasa cuando la inflación avanza en la Argentina.