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Argentina quiere volver a producir agua pesada en los próximos meses

El plan de acondicionamiento para rehabilitar la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), en la provincia de Neuquén, permitirá retomar en un plazo estimado en alrededor de 25 meses la producción local de un insumo clave para la operación de las centrales nucleares y sustituir las importaciones a las que se debió recurrir desde su cierre en 2017, además de buscar ser un proveedor internacional en las área de la energía, la electrónica y usos médicos.



La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, dio detalles del acuerdo que el Gobierno nacional anunció la semana pasada para la recuperación de la primera línea de producción de la planta a través de una inversión inicial de $20.000 millones. "La PIAP es la planta de agua pesada más grande del mundo y como tal es un bien estratégico del país porque garantiza tener el ciclo completo del combustible nuclear y la posibilidad de tener una nueva central de ese tipo que la Planta Industrial de Agua Pesada -que es propiedad de CNEA y que está operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI)- cuenta con un diseño original le permite una capacidad de producción de 200 toneladas de agua pesada por año.


El agua pesada es uno de los insumos principales en las centrales nucleares que utilizan como combustible el uranio natural, tal como ocurre en el país con Atucha I y II y Embalse Río Tercero. Un dato relevante es que el plan que se encuentra en marcha permite la posibilidad de estudiar un plan de negocios orientado a la provisión de clientes extranjeros que utilizan el agua pesada como insumo para electrónica y usos médicos.

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